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LA EDUCACIÓN TÉCNICA EN COSTA RICA

Dengo (2001) afirma que la educación técnica en Costa Rica inició en 1951 en el siguiente contexto histórico. La UNESCO desarrolló un programa en América Latina, con énfasis en la educación fundamental, al que fue incorporado nuestro país. Este programa venía a dar respuesta a la problemática de analfabetización que enfrentábamos.

Con la Asesoría de la Misión de Asistencia Técnica de la UNESCO se inició en 1951 el proyecto Piloto de Educación Rural y con el Instituto Interamericano de Ciencias Agrícolas (IICA) se desarrolló en Turrialba un proyecto específico de investigación y capacitación para maestros de zonas rurales. Este tuvo repercución regional y vinieron a prepararse maestros de otros países latinoamericanos. Fue entonces cuando se efectuó la primera semana de la conservación de lso recursos naturales.

Otro de los proyectos desarrollados con la cooperación técnica de la UNESCO fue el de la educación vocacional: es decir, de este momento parte el inicio de la educación técnica. Se dio inicio en 1951 a la experiencia en este campo como una opción de nivel medio, pero no contemplando aún la diversificación de este nivel. En ello se vio una posibilidad de respuesta, ya organizada en países más desarrollados, a las nuevas demandas de la transformación de  la sociedad y, también una alternativa para que los jóvenes que no pudiesen proseguir estudios superiores tuviesen una capacitación para el trabajo. Empezaba, ya por entonces, el incipiente desarrollo industrial.  En consonancia con ello y con el diagnóstico sobre aspectos sustantivos del sistema, que arrojaba datos tan preocupantes como el de que solamente el 30% de los alumnos matriculados en sétimo año lograba alcanzar el bachillerato el Ministerio procedió a adoptar ciertas medidas que tenían que ver con la simplificación de los planes de estudio, con contenidos más acordes a las necesidades de los estudiantes, introducir la educación vocacional combinando educación humanística y técnica, se establecen talleres y con patrocinio de la OEA se trazan los primeros planes que proveían la oferta de educación para el hogar, agropecuaria, industria y comercio.

Cabe acotar que existían antecedentes de este modelo de enseñanza, pero no con las características  y los objetivos de enseñanza de nivel medio, sino más bien de escuelas de oficios: existían las establecidas por los Padres Salesianos en Cartago desde muchos años atrás, y en San José, y también otra en Heredia al amparo de la Iglesia Católica.

Sobre el propósito de ofrecer  otras opciones conducentes al trabajo productivo, a los jóvenes que no fuesen a continuar educación superior se había preocupado Monseñor Víctor Sanabria, y fue con su interés y respaldo que se estableció en 1953 una escuela de Artes y Oficios en Desamparados, inicio de lo que llegaría a ser el Colegio Vocacional Monseñor Sanabria, convertido en institución oficial de nivel medio en 1957.

En general los proyectos en educación vocacional logran concretarse a partir de 1955, en que se estimula esta modalidad en todo el pais, se firma un convenio con una Misión Técnica de Cooperación Internacional de los Estados Unidos bajo el programa denominado Punto Cuarto, y se establecen instituciones vocacionales en varias localidades del país.

Para ahondar más en esta situación recomiendo obtener el libro de María Eugenia Dengo, Educación Costarricense, UNED (páginas 160 a 162) y la obra valiosa de Jorge Mario Salazar (2003), Historia de la Educación Costarricense, UNED (páginas  315 en adelante).

 

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Pérez Zeledón

Breve reseña histórica

            Los primeros habitantes del cantón de Pérez Zeledón se remontan a 10000 ó 7000 años antes de Cristo y el primer período que se justifica históricamente se establece desde 5000 antes de Cristo en la cuenca del río Térraba. En la época precolombina el territorio que actualmente corresponde al cantón de Pérez Zeledón, estuvo habitado principalmente por indígenas del llamado grupo Brunca.

            A la llegada de los españoles las tierras del sur estaban pobladas por varios grupos indígenas entre los que sobresalen los Borucas. Prueba de su presencia es la gran cantidad de “huacas” localizadas por todo el cantón. Nuestros antepasados indígenas se dedicaron a la agricultura, la caza y la pesca. Su principal producto fue el maíz que utilizaban como alimento y para elaborar la chicha, bebida hecha con maíz fermentado.

El conquistador español don Juan Vásquez de Coronado realizó, en 1563, una expedición a lo que hoy se conoce como el Valle de El General.

En 1659 el gobernador don Andrés Arias Maldonado y su hijo Rodrigo, en 1662 y 1663, sacaron y sometieron a algunos aborígenes de Talamanca; motivo por el que muchos de ellos huyeron al otro lado de la Cordillera y se ubicaron en el Valle de El General. En 1680, don Juan de Ulate encontró allí hasta 500 familias de indígenas. Este pueblo no fue conocido por los españoles y continuó ignorado hasta el momento en que comenzaron a llegar los primeros colonizadores, procedentes del Valle Central y áreas aledañas, por lo que los indios decidieron huir de nuevo a sus antiguos asientos.

La primera ermita se construyó en 1850. Durante el episcopado de Monseñor Juan Gaspar Stork Werth, tercer obispo de Costa Rica. En 1914, se erigió la Parroquia dedicada a San Isidro Labrador. El 19 de agosto de 1954, mediante bula Neminem Fugit, se estableció la diócesis de San Isidro de El General, de la provincia eclesiástica de Costa Rica; siendo su primer obispo Monseñor Delfín Quesada Castro. A esta Iglesia se le otorgó el título de Catedral. El nuevo edificio del templo se comenzó a construir en 1956, consagrándose el 12 de diciembre de 1967.

            A principio de la década de los años ochenta del siglo  XIX, el presidente de la República, José María Montealegre, ofrece un premio de cinco mil colones a quien o quienes abran, una ruta entre el Valle Central y el último pueblo hacia el sudeste, en ese entonces Térraba. Esta ruta asegura al Estado contactar riquezas naturales y el dominio territorial que permita al gobierno de Costa Rica afirmar su presencia en tierras limítrofes con Colombia.

Tenía que haber una trocha para trasladarse a pie o a caballo, con los riesgos del frío, el cansancio, la fatiga o la falta de alimentación. Personas adultas y niños, bestias de carga, mueren en el trayecto por las calamidades, especialmente climáticas.

            El Valle del General empieza a colonizarse con la apertura de una picada que en un principio inicia Cornelio Monge sin tener éxito. Es don Pedro Calderón Ureña con la ayuda de su yerno Juan López quien intenta en 1866 y culmina con la empresa en 1869, y se dota a la región de una picada que hace posible llegar por tierra a los sitios de El General, Térraba y Boruca, desde el Valle de El Guarco, en Cartago.

            A partir de 1900 el cantón de Pérez Zeledón comenzó a poblarse, como lo expresa Arce (2007):

Fue a partir del año 1900 en adelante que se pobló con importante cantidad de familias más en serio. Los caseríos conocidos como  El General y Palmares, primero; luego Rivas y Ureña; este último creció rápidamente, sobre todo a partir de 1911 cuando en una de las administraciones de Ricardo Jiménez Oreamuno se construyeron los refugios de Ojo de Agua, del Cerro de la Muerte y de División. (p. 11)

            El General, como se le llamaba al cantón de Pérez Zeledón, perteneció al cantón de Tarrazú hasta que en la Ley No. 80 del 23 de julio de 1925 se crea el cantón de Dota, al cual pasó a pertenecer el General como distrito.

            La creación del cantón de Dota, motiva a los generaleños y se promueven inquietudes para la cantonalización que se logra el 9 de octubre de 1931. Para esa fecha se reportan 3574 personas, cuyos hijos reciben oportunidad educativa en ocho escuelas.

            El 9 de octubre de 1931, mediante el decreto No. 31 del Congreso de la República, se crea Pérez Zeledón, cantón No. 19 de la provincia San José, conformado en ese entonces por cuatro distritos.

El nombre de Pérez Zeledón

            El 6 de octubre de 1931 por una moción que hizo el Representante Jiménez Ortíz se decidió cambiarle el nombre al Cantón El General por el de Pérez Zeledón. La razón de peso para el cambio de nombre se originó en el valioso aporte que realizó el Lic. Pedro Pérez Zeledón en esta parte del país: esfuerzos, preocupaciones, desvelos ejemplares. Se le rindió homenaje bautizando al cantón 19 de San José con sus apellidos: Pérez Zeledón.

Al respecto Arce (2007) acotó lo siguiente:

El representante Jiménez Ortiz manifestó que ningún costarricense se había interesado con mayor cariño por la zona sur del país, como el Lic. Pedro Pérez Zeledón. Dijo que sus esfuerzos, preocupaciones y desvelos eran ejemplares y que sería hermoso y justo rendirle homenaje a quien tanto lo merecía. (p. 18)

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Arce, L. E. (2007). Pérez Zeledón. Heredia: Litografía Morales.

 

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Historia de la educación en Costa Rica

Desde los albores mismos de la Conquista la educación costarricense estuvo ligada inexorablemente a elementos religiosos que dominaban el entorno político del viejo continente. Pese a los errores del pasado liderados por el poder religioso y político, en la simbiosis cesaropapista, que será el ojo del huracán en el Renacimiento, la Ilustración, el Positivismo y la Revolución Francesa, se encuentran sentimientos de acogida favorable y positivos en el ambiente costarricense, donde se generó una nueva cultura que será la responsable de formar la identidad del ser costarricense: un hombre que no se desliga fácilmente de los principios religiosos inculcados.

Los Franciscanos fueron los primeros en tener contacto educativo en las tierras descubiertas, concretamente Costa Rica, donde asumen la enseñanza de las primeras letras, la matemática y la doctrina católica dirigida a criollos y aborígenes. La tarea encomendada no era casual o mal intencionada sino que respondía a una realidad concreta de ese período determinado: eran los más preparados intelectualmente.           

La catequización de los indios no comienza inmediatamente después de la Conquista sino que fue tardío. En esa primera catequización se destaca al sacerdote Diego de Aguilar cuando acompañó a Gil González Dávila por la Costa del Pacífico en 1522 y 1523. Esas primeras catequizaciones fueron el impacto pacífico del nuevo inquilino en tierras aborígenes, que es menester divorciar del trato de los Conquistadores.

Dengo (2001) expresa el rol relevante que jugaron los primeros educadores costarricenses, quienes se destacaron por defender a los indios y tener un trato afable con todos y afirma lo siguiente:

El Padre Estrada Rávago fue el primero que de una manera estable predicara el evangelio en nuestra tierra. Estudió la lengua de los indios y durante los diez años de su gobierno eclesiástico supo granjearse el cariño tanto de los españoles como de los indios, por su espíritu generoso, la dulzura de su índole, llegando unos y otros a mirarle como a su padre. (p. 70)

El tiempo de la Colonia comienza en Costa Rica en 1561 con la fundación de ciudades en el Valle Central. Este período se va a extender hasta 1821, con la Independencia de Costa Rica.

Salazar (2003) describe la realidad en esos primeros tiempos de la educación en costarricense:

La enseñanza elemental en Costa Rica estuvo durante la colonia en manos de sacerdotes principalmente, entre ellos los franciscanos que impartían el Evangelio a nuestros aborígenes y, además, les enseñaban a contar, leer y escribir. De este modo, los sacerdotes catequizaron intensamente: los indios se reunían a las nueve de la mañana y a las tres de la tarde para recibir la instrucción religiosa y moral. (p. 5)

El primer maestro costarricense fue el padre Diego Aguilar. En 1594 dirigió la primera escuela elemental y fungió en ella por más de 40 años.

En el siglo XVII la Corona Española ordenó que se establecieran escuelas en las provincias, lo que incluía a Costa Rica, y se enseñara a los hijos de los colonos la lengua española y la doctrina cristiana.

Durante el siglo XVIII los Ayuntamientos o Municipios de Cartago, San José y Heredia siguieron las disposiciones de las Leyes de Indias y contrataban maestros, que con frecuencia eran sacerdotes católicos, por ser los más ilustrados y parece que utilizaban los templos como escuelas.

Dengo (2001) narra el tipo de enseñanza que se daba en ese tiempo:

El tipo de enseñanza, pues, tenía los rasgos propios del modelo colonial en toda la América hispana, aunque precariamente en nuestro medio: instrucción rudimentaria, limitada a la doctrina cristiana como mayor contenido, el aprendizaje de la lectura y la escritura, “contar”, o sea,  numeración y cálculo aritmético elemental. (p. 74)

A finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX la enseñanza se limitaba a lo más elemental, y no existía el nivel de secundaria ni mucho menos la superior. Los jóvenes costarricenses que aspiraban proseguir estudios estudió en León, Nicaragua, en el Colegio de San Ramón, de esa ciudad y muchos continuaron en la Universidad de San Carlos Borromeo de Guatemala.

Las Cortes de Cádiz y la Constitución de Cádiz, 1812,  jugaron un papel importante en la educación costarricense. Costa Rica fue representada por el Pbro. y Dr. Florencio del Castillo, defensor del derecho de los indios y ejerció como presidente en dichas cortes. Aunque esta Constitución recibió la influencia de la Ilustración,  venida fundamentalmente de la Revolución Francesa y de la Constitución Francesa de 1791, inspirada en el pensamiento ilustrado y liberal, en uno de sus artículo sobre la educación no deja por fuera el elemento religioso, así lo rescata Dengo (2001) cuando cita la Constitución de Cádiz de 1812:

En todos los pueblos de la Monarquía se establecerán escuelas de primeras letras en las que se enseñará a los niños a leer, escribir, contar y el catecismo de la religión católica, que comprenderá también una breve exposición de las obligaciones civiles. (p. 76)     

Como fruto de la Constitución de Cádiz surge la Casa de Enseñanza de Santo Tomás en 1814 impartiéndose cátedras de Filosofía, Sagrados Cánones, Teología Moral y otras.

En 1823 Costa Rica tuvo dos estatutos políticos en los cuales estableció la obligación del gobierno de velar por el fomento de la Instrucción pública y en 1824 la Constitución Federal otorgó al Poder Legislativo de cada Estado la responsabilidad de dirigir la enseñanza. En 1825 se aprueba la Constitución del Estado Costarricense, la Ley Fundamental del Estado, que le confía a éste esa obligación.

La educación costarricense desde sus inicios ha tenido una gran connotación de tipo social que la ha caracterizado. Al respecto, Fernández (1997) acota con respecto ese carácter social de la educación:

Las raíces históricas le dan a nuestra educación una función social, orientándolo como un agente de libertad y progreso. Con ese espíritu, entre las primeras disposiciones gubernamentales, en 1824, se establece el carácter municipal de las escuelas. (p. 15)

            En 1828 se delega la responsabilidad de la educación costarricense a las Municipalidades. A ellos les correspondió la supervisión de la enseñanza y la asignación de fondos para ella. Eran los encargados de evaluar, titular y nombrar al personal docente. Al respecto Dengo (2001) acota “la muy posiblemente escasa preparación de los miembros de los Municipios, hacía que la educación no pudiera avanzar” (p. 85).

Aunque en diversas etapas de la historia universal la religión ha marcado negativamente el papel protagónico de las mujeres, es el cristianismo, entre las diversas creencias orientales la que ha buscado reivindicar el papel de la misma en la sociedad. De alguna manera, aunque la Revolución Francesa es el gran influenciador directo del rol femenino en la sociedad, también el cristianismo ha contribuido con la formación del carácter del ser costarricense que no se opuso a este ideal fundamental,

El rol de educar a la mujer costarricense comienza temprano en el nuevo país independiente, aunque la igualdad todavía no se supera. Salazar (2003) afirma al respecto “A partir de 1833, se empieza a dar instrucción formal a la mujer” (p. 21).

La educación femenina era muy desigual pero muy ligada al elemento religioso, así lo expresa Salazar (2003):

La enseñanza era exclusiva para varones hasta la segunda mitad del siglo XIX, cuando se integró parcialmente a la mujer. La educación de la mujer no fue formal; aprendían catecismo, las horas de oficio de la Virgen, costura, bordado y todos los oficios domésticos. La mayor parte de las mujeres se casaban entre los doce y los dieciséis años, con el fin de lograr un ambiente cristiano y hogareño. (p. 8)

            Francisco María Oreamuno, en 1838 hizo ver por primera vez el grave problema del analfabetismo de la mujer, lo que permitió que en 1840, los intelectuales proclamaran el derecho de la mujer a la educación como medio para mejorar su condición y lograr el progreso de la sociedad en general.

Durante la segunda administración de Braulio Carrillo, éste gobernante procedió a poner la educación bajo la autoridad del Poder Ejecutivo, lo cual incluía en 1841 la Ley de Bases y Garantías, por cuyas disposiciones se suspendió a las municipalidades y se instituyó un Jefe Político Superior en cada departamento. A la caída de Carrillo entre 1842 y 1843 se volvió al restablecimiento de las Municipalidades.

Fue con la Constitución de 1844 que se estableció un capítulo dedicado a la educación pública. Se declaró que la educación es un derecho de los costarricenses y el Estado la garantiza en todos los conceptos por medio de disposiciones legales. Además que es un deber sagrado del gobierno poner todos los medios que estén a su alcance para ilustrar al pueblo.

En la Constitución de 1847 se mantuvo el capítulo sobre la educación igual, pero además estableció, por vez primera, la instrucción pública de hombres y mujeres uniforme en todo el Estado. En este año se crea la cartera de instrucción pública y se declara la gratuidad de las escuelas de primeras letras.

En este año, 1847, se reconoce oficialmente el derecho a la educación de la mujer al emitirse el decreto no. 14 de creación del Liceo de Niñas bajo la administración del doctor José María Castro Madriz, el 19 de mayo de 1847.

No fue sino hasta 1849 cuando funcionó el Liceo de Niñas bajo la dirección de María Arguedas de Ribaro. Al respecto Salazar (2003) escribe:

El Liceo contó con 40 niñas; en un principio albergó sólo a seis niñas pobres y fue gratuito. Se le dio carácter de escuela normal, realizó la doble función de formar a la mujer en los primeros rudimentos de la educación, a la vez que la preparaba para ser maestra para el servicio de la enseñanza primaria. (p. 23)

La Escuela Normal de Niñas funcionó en la capital hasta 1856, pero en 1849 se obligó también a la creación de escuelas de mujeres en las cabeceras de provincias. Las escuelas pasan a ser regidas por el Consejo de Instrucción Pública.

En 1851 solo habían dos escuelas para niñas: una en Cartago con 42 niñas y el Liceo de Niñas de San José con 54 alumnas, para un total de 96 alumnas. En 1853 salieron las primeras mujeres capacitadas en la función docente, y los liceos de niñas se establecieron en provincias.

En 1856 se suspende el Liceo de Niños, probablemente por la Campaña Nacional, pero después que pasó la guerra, el 21 de enero de 1858, el presidente Juan Rafael Mora Porras reestableció el Liceo Central de Niñas en la capital

Salazar (2003) acota que “La Constitución de 1869 estableció el principio, finalmente, que la enseñanza primaria de ambos sexos es obligante, gratuita y costeada por la nación” (p. 20). En esta Constitución de 1869 se establecen las bases de la enseñanza privada, y la dirección de la educación a cargo de las Municipalidades y la inspección al gobierno.      

            A finales de 1869 se emitió el Reglamento de Instrucción Pública en el cual se estipuló que el Poder Ejecutivo asume la enseñanza, por medio de la Secretaría de Instrucción Pública, pero se mantuvo la inspección de las escuelas a cargo de las Municipalidades.

La Constitución de 1871 mantiene el principio de gratuidad de la enseñanza. Además el gobierno imperante permite el ingreso al país de las primeras órdenes religiosas para la educación de la mujer y de los jesuitas.

En 1884 las leyes liberales impiden el ingreso al país de órdenes religiosas que pudieran instalar instituciones educativas.

Don Mauro Fernández, a principios de su gestión, en agosto de 1885, presentó su primera Memoria de Instrucción Pública ante el Congreso, en la que hizo una especie de diagnóstico de la educación costarricense, que para él era pésima. Entre los aspectos que criticó estaba el papel de las Municipalidades, es decir la descentralización de la educación.

            El año en que se planificó la Reforma, 1885, se prepararon las dos leyes básicas. La primera es La Ley Fundamental de Instrucción Pública que centraliza la educación en el Estado, correspondiéndole al Ministerio de Instrucción Pública su dirección e inspección y se restableció la figura del Consejo de Instrucción Pública.

La segunda fue la Ley General de Educación Común, aprobada por el Congreso el 26 de febrero de 1886. Su reglamento definió todo lo relativo a la enseñanza primaria y a la división territorial del país en materia educativa. El Plan de Estudios que establecía esta ley suprimió las asignaturas de Religión e Historia Sagrada.

Los padres de familia reaccionaron contra esa ley antireligiosa y muchos dejaron de enviar sus hijos a la escuela. La actitud de los padres recibió los frutos deseados en 1890 cuando el gobierno restituye de nuevo la enseñanza religiosa en los centros educativos. Dengo (2001) resume esta situación de la siguiente manera:

Esta situación varía drásticamente después de 1890, año en el cual se restituye la enseñanza religiosa en las escuelas públicas del país. Tal situación queda reflejada en la matrícula escolar, la cual pasa de 12618 alumnos en 1890 a 15805 en 1891. A partir de entonces, el número de educandos mantiene un ritmo estable de crecimiento. (pp. 108-109)

En 1895 se establecieron las escuelas primarias de primer, segundo o tercer orden. En las de primer orden se contempla la instrucción religiosa, igual que la de segundo orden.

En la Administración de don Rafael Iglesias (1894-1902) se experimentó una grave crisis económica, por la caída internacional de los precios del café, que afectó el estado de la educación: cerrar escuelas, suprimir empleos (de 935 educadores sólo quedaron 688 en 1902) y reducir salarios.

En estos primeros años del siglo XX se destaca el papel exitoso de la maestra en la enseñanza. Efectivamente el Inspector General de Enseñanza, don Buenaventura Corrales en la Memoria de Instrucción Pública de 1901 elogia el rol femenino como educadora con respecto al varón.

Al respecto Dengo (2001) rescata esas expresiones elogiosas del otrora Inspector General de Enseñanza sobre la mujer educadora de la siguiente manera:

Las mujeres han entrado en esta evolución con más soltura y desembarazo que los hombres… Hay en la mujer cierta plasticidad nativa, cierta docilidad genial para plegarse y adaptarse a las exigencias de la enseñanza, que no existen en el hombre. (p. 130)

También menciona Buenaventura Corrales en el citado documento el principio de la educación integral del niño, originaria de la pedagogía de Pestalozzi, que basó su corriente metodológica en concebir la naturaleza humana como una unidad, que comprende todas las facultades y aptitudes psicológicas del niño, combatiendo el incompleto intelectualismo.

Dengo (2001) rescata las ideas de educación integral, presentes en el documento mencionado anteriormente y la posición de don Justo Facio, encargado del Ministerio en ese momento con las siguientes palabras:

Como antecedente en su exposición el señor Facio se refiere a la reforma introducida por medio del sistema de inspección, que vino a sustituir la práctica tradicionalista de que los niños tuvieran que presentar exámenes ante jurados, como medio de comprobar los aprendizajes de su primera enseñanza, en los diversos grados. A ese respecto, dice el señor Facio: “Los exámenes, en efecto, cuando no son una farsa, solo permiten medir la cantidad de lo aprendido, y aún esto depende en mucho de circunstancias que inducen a hacer apreciaciones erróneas sobre el niño examinado”. (p. 130)

Por Decreto del 24 de diciembre de 1906 se promulgó el Reglamento Orgánico del Personal Docente de las Escuelas Comunes. El autor fue don Miguel Obregón Lizano. Con los ajustes en el curso del tiempo este Reglamento fue elevado a Ley Orgánica del Personal docente en 1920, siendo Ministro de Educación don Miguel Obregón (1920-1924), y así se mantuvo hasta que entró en ejercicio el Estatuto de Servicio Civil y posteriormente la Ley de Carrera Docente, hoy vigentes. Este Reglamento del Personal Docente es el primer Estatuto de Servicio Civil del Magisterio, o la primera ley de carrera docente con que contó el país. Es por esto que se le llama a don Miguel Obregón el padre de la profesión docente en Costa Rica.

En 1907 don Miguel Obregón introdujo una reforma parcial al régimen de la enseñanza primaria. Postuló una formación más integral (que hasta el momento no se lograba) poniendo énfasis en la educación física y estética, en la instrucción moral, religiosa y política de la niñez.

De 1914  a 1915 se da un nuevo intento de reforma educativa. En ese entonces había muchos educadores sin título por lo que la prioridad del gobierno fue fundar la Escuela Normal de Costa Rica en noviembre de 1914. Se recibieron estudiantes de todo el país y luego de graduados se incorporaban al magisterio en sus propias comunidades. El gobierno estableció suficientes becas para atraer estudiantes nuevos. Se introdujo un punto de vista social en la educación, dando gran importancia a los servicios culturales de la escuela en la comunidad y a la relación del programa de la escuela, con los problemas y sucesos de la nación.

En 1940 se da un tipo de gobierno que favorece las ideas integrales en educación, con una gran influencia eclesial católica, claramente superando las ideologías liberales imperantes hasta el momento.

Dengo (2001), aporta esta significativa influencia religiosa:

El grupo que asumió el poder en 1940 representó una ideología política diferente de la liberal, pues estaba imbuido de la corriente social cristiana que había sido traída al panorama de la cultura desde los finales del siglo XIX, expresamente manifestadas por las encíclicas Rerum novarum del Papa León XIII y Quadragesimo Anno del Papa Pío XI, esta emitida en 1931, para conmemorar los 40 años de la anterior. (p. 151)

El Doctor Rafael Ángel Guardia era el principal líder de este nuevo concepto de sociedad y de hombre. Se oponía al “dejar hacer, dejar pasar”, del liberalismo manchesteriano, inspirado en la doctrina social del cristianismo, cargado de valores morales, cívicos, religiosos y sociales. En este contexto, don Rafael Ángel nombra como Ministro de Educación al Lic. Luis Demetrio Tinoco, abogado que compartía sus ideales y que aceptó bajo la condición de la creación de la Universidad de Costa Rica. Posteriormente se promulgó el Código de Educación en 1944, se derogaron leyes liberales de 1884, que impedían el ingreso al país de órdenes religiosas que pudieran instalar instituciones educativas y que impedían a los colegios particulares existentes conferir el título de bachillerato. Se facilitó el establecimiento de colegios particulares de tipo religioso. Se emitió una ley restableciendo la enseñanza de la religión católica en escuelas y colegios del país y respetando el derecho de los padres a negarse a que sus hijos la recibieran.

En 1949 se pone en ejecución el nuevo modelo de Estado que la Constitución Política establece, sustentada en principios fundamentales como los derechos y las garantías individuales y sociales, políticos, incluidos los de la mujer se da inicio a un nuevo proceso evolutivo en la historia de Costa Rica.

En 1957, año importante para la educación se emitió la Ley Fundamental de Educación de inspiración ideológica en la democracia social y un aliento humanístico relativo a la transmisión de la cultura y al cultivo de los valores cristianos

En la Administración de José Joaquín Trejos (1966-1970), siendo Ministro de Educación el Lic. Víctor Brenes impulsó la enseñanza religiosa y la educación sexual en los programas de enseñanza media.

Para la década del 70 se comienza a gestar en Costa Rica una serie de problemas complejos propios del momento histórico en que se vive. Al respecto Dengo (2001) lo resume de la siguiente manera:

Procesos de profundo cambio sociocultural se efectúan en el país en este período, infortunadamente negativos y muchos de ellos producto de la globalización de la sociedad mundial y de la situación económica: aumento de la pobreza; fuerte incidencia de patologías sociales, como la drogadicción y la delincuencia; crisis de valores que se muestra en la escalada de la corrupción en todos los niveles sociales, con marcada tendencia al materialismo y al hedonismo. (p. 172)

En la Administración de 1982-1986, siendo presidente Luis Alberto Monge y Ministro de Educación, Eugenio Rodríguez Vega, se avanzó en los lineamientos de la administración anterior en el campo cualitativo, al concretarse nuevos conceptos y prácticas sobre el currículo. La política educativa giró alrededor del mejoramiento cualitativo centrado en dos ejes principales: el desarrollo del currículo y la elaboración de libros de texto. Se dio importancia al programa que se denominó Mejoramiento Cualitativo de la Educación. Se diseñaron 22 proyectos de acción educativa, como el de ejes curriculares y el de Elaboración de Libros de Texto. El proyecto de ejes curriculares introdujo el nuevo concepto de currículo sustentado en la cultura, haciéndolo girar alrededor de esos ejes; los que se seleccionaron para el mejoramiento cualitativo de la educación fueron los valores, el hombre, familia y sociedad y la naturaleza, trabajo y producción.

Dengo (2001) acota al respecto:

En cuanto al eje de valores, se formularon objetivos tales como: promover, rescatar y acentuar la formación de actitudes personales para el logro de valores de acuerdo con la idiosincrasia del costarricense; en ese sentido, fundamentar estrategias curriculares que orienten la consecución de actitudes que fomenten y acentúen esos valores, dándoles el vigor que requiere el dinamismo de la sociedad actual. (p. 197)

En la Administración 1990-1994 del presidente Rafael Ángel Calderón Fournier, siendo Ministro de Educación Marvin Herrera Araya, con base en la corriente social cristiana, la política educativa ministerial se centró en definir seis áreas prioritarias: valores, Educación Para la Vivencia de la democracia, Calidad Integral de la Educación, Educación Ecológica, Científica y Tecnológica, Oportunidades Educativas y Culturales, Eficiencia Administrativa y Racionalidad de recursos. El 16 de octubre de 1990 se aprobó la Política Educativa Curricular.

 

      REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

Dengo, M. E. (2001). Educación Costarricense. San José: EUNED.

Salazar, J. M. (2003). Historia de la Educación Costarricense. San José: EUNED.

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Los trabajos científicos


Cuando comenzamos a elaborar un trabajo científico lo primero que definimos es el estilo que vamos a utilizar.
La mayoría de universidades optan por el estilo de la APA (Asociación Americana de Psicología).
A continuación les presento los elementos básicos que deben estar en un documento científico o en una Tesis, según la APA 2002, que fue la última versión o traducción al Español y por ende la que está en vigencia para los países hispanoparlantes. Recomiendo ir a una librería y adquirir el Manual de la APA, que si usted es estudiante la va a necesitar para múltiples trabajos.


Papel

Formato carta (21,5 x 28 cm)

APA 2002 p. 278

Letra

Times Roman 12

Courier 12

APA 2002 p. 279

Espaciado

Doble espacio en todas las líneas. Después de cada línea en el título, los encabezados, las notas al pie de página, las citas, las referencias, los pies de figuras y todas las partes de las tablas.

Nunca utilice un espaciado sencillo o de 1.5

APA 2002 p. 280

Márgenes

Márgenes uniformes de una pulgada (2,54 cm) en la parte superior, inferior, derecho e izquierdo de cada página.

APA 2002 p. 280

Alineación o justificado

No justifique las líneas a la derecha (justificado). Utilice alineación a la izquierda.

APA 2002 p. 280

Sílabas

No divida las palabras en sílabas al final de una línea. No se deben separar con guiones para cortar las palabras.

APA 2002 p. 281

Número de páginas

Numere todas las páginas en la esquina superior derecha en números arábigos, excepto aquellas que se destinarán para la colocación de ilustraciones.

APA 2002 p. 281

Párrafo y sangría

Sangre de cinco a siete espacios la primera línea de cada párrafo y la de cada nota de pie de página.

APA 2002 p. 282

Encabezados

Los encabezados no se rotulan con números o letras.

APA 2002 p. 129


Para los encabezados en los trabajos científicos lo primero que debes anotar es que no se rotulan, estilo esquema (1.1 XX). Existen cinco niveles, pero si no se usan los cinco niveles, el cinco se omite y se inicia con el Nivel 1.
Los niveles 1 y 2 (también el 5, si se usa) se centran. El nivel 3 y 4 van a la derecha.

Ejemplo de encabezados (Nota: el nivel 4 va con sangría y punto):

NIVEL 5 EL PROBLEMA Y SU IMPORTANCIA

Nivel 1 Antecedentes del problema

Nivel 2 La comunidad

Nivel 3

            Nivel 4.

  

Cita textual corta

Con menos de 40 palabras, se incorpora en el texto y se encierra entre dobles comillas.

APA 2002 p. 133

Cita textual larga.

Con más de 40 palabras. En bloque independiente de las líneas mecanografiadas y se omiten las comillas. Se comienza en bloque en una nueva línea o renglón, a una distancia de 1.3 cm. o 5 espacios desde el margen izq.  (en la misma posición como un nuevo párrafo). Si hay más párrafos adicionales dentro de la cita, sangre la primera línea de cada una. Escriba a doble espacio la cita entera.

APA 2002 p. 133

Cita textual

Cuando cite, proporcione siempre el autor, el año y la página específica del texto citado, e incluya la referencia completa en la lista de referencias.

APA 2002 p. 133

 

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Introducción

Todos queremos ser inteligentes y ocupar los mejores promedios en la escuela, el colegio o la universidad.

Piaget afirma que la inteligencia es la adaptación al medio y Garner habla de las inteligencias múltiples.

Los profesionales en la materia afirman que existen diversos elementos que influyen en la inteligencia de los seres humanos. Veamos algunos:

La Alimentación

La alimentación o la nutrición influyen de manera positiva en el desarrollo de la inteligencia. Una mala nutrición puede llevar incluso al retardo mental.

La comida “chatarra”, como se le llama en algunos medios, es una de las principales causas del deterioro del desarrollo de la inteligencia. Evitar la comida chatarra (hamburguesas, papas fritas, refrescos gaseosos, golosinas, y cosas parecidas) puede llevar al niño a tener una inteligencia óptima.

Las drogas, el alcoholismo, el fumado afectan las neuronas (células cerebrales que no se reproducen e inciden en la inteligencia humana). Las personas que usan drogas van perdiendo la capacidad de razonar y por ende la inteligencia.

Si se quiere una buena inteligencia es necesario tener una dieta rica en frutas, verduras, carnes (sobre todo pescado), arroz, frijoles, etc.

El ambiente

El ambiente que nos rodea puede afectar la inteligencia humana, pues está comprobado que un ambiente rodeado de cariño, amor, buena autoestima, con límites adecuados, donde no exista agresión sino corrección, libre de violencia, drogas, alcoholismo, etc., generan inteligencia en el entorno.

El ambiente sano, en la mayoría de ocasiones, proviene de hogares cristianos (católicos o evangélicos). Es decir, que si los padres de familia asisten a alguna religión, hay probabilidades de que ese ambiente sea sano y los niños desarrollen una gran capacidad para razonar. Los ambientes religiosos influyen en los hogares eliminando las drogas, la violencia intrafamiliar, el libertinaje o la falta de límites, los malos hábitos, los antivalores, etc.

La Televisión

Lamentablemente la televisión, un medio tecnológico muy importante, es el culpable de inducir a muchos niños y jóvenes a no pensar y a adquirir hábitos que los alejan de un ambiente sano.

El conocimiento se construye, según las teorías más modernas en psicopedagogía, y la mayoría de programas de televisión, que son comerciales y muy alejados de los ideales pedagógicos, evitan que el joven juegue y construya. Los especialistas recomiendan a los padres de familia evitar el sedentarismo y hacer que los jóvenes jueguen más, hagan más ejercicio.

Aparte de que la televisión crea adicción a la televisión (teleadictos), induce a antivalores como el materialismo, el hedonismo, la brujería, el rechazo de Dios y del cristianismo, a la obesidad, al consumo desmedido de productos innecesarios, también afecta los horarios de estudio de los niños.

Se debe inducir al niño a leer para que desarrolle la imaginación y a jugar para que desarrolle las destrezas motoras y tenga una buena salud.

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  • : Los temas presentados se están actualizando constantemente. Se emiten en una esfera de respeto y libertad de expresión.
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